Blogia
misioncultural

Personas

Carlos Marx

Carlos Marx

 

Carlos Marx dedicó su vida a estudiar el capitalismo y llegó a la conclusión ese sistema económico y político destruye la vida en la naturaleza y en la humanidad.

A los 17 años, siendo estudiante de bachillerato escribió que el ser humano más feliz es aquel que hace felices a los demás. Y encontró el sentido de su vida construyendo una filosofía de protesta contra la deshumanización que impone la sociedad industrial. El propósito que guiaba a Marx era encontrar los medios adecuados para lograr la liberación material y espiritual del ser humano, hasta ser feliz y encontrar la realización personal.

Escribió El Capital, una obra clásica, inmortal, “la crítica más articulada al sistema capitalista”, donde denuncia la enajenación y la injusticia de los poderes económicos que sólo les importa el lucro, a costa del sufrimiento humano.

El ser humano sólo va a ser libre, creía Marx, cuando ponga en marcha su energía práctica, cuando sea independiente del deseo de poseer, de consumir y de oprimir, y se contente sólo con lo necesario y ejerza plenamente su individualidad para estar en contacto con la vida y con sus semejantes. Libre de las cosas, libre de la opresión, libre del egoísmo, para amar, para realizar la justicia y vivir la armonía consigo mismo, con los demás y con el mundo natural.

El estudio de la sociedad debe llevarnos, creía Marx, a tomar conciencia de las falsas necesidades y de la realidad de las necesidades verdaderas. Hasta ahora, el capital explota a la humanidad engañándonos de necesidades que no son reales y ocultado lo que verdaderamente nos humaniza.

El primer acto de libertad es decir “no” a todo lo que deshumaniza: incomprensión, opresión, injusticia, desesperanza, consumismo, enajenación, egoísmo. Y con ello, al negar, al rebelarse contra lo que oprime, empieza a decir “sí” al desarrollo de sus cualidades concretamente humanas: la facultad de comprender y de amar, hasta recuperar la unidad perdida con el resto de la humanidad y el mundo natural.

Este crecimiento espiritual va unido a la transformación de lo que está mal en la sociedad. El cambio personal no puede llegar sin luchar por cambiar la sociedad, y al revés, el cambio social no vendrá nunca, si cada ciudadano que aspira a la felicidad verdadera, no hace un esfuerzo consciente por cambiarse a sí mismo.

Los valores espirituales y el cambio social, la ética y el estado, la política y la autorrealización personal, son realidades que van unidas. Se necesita crear un ambiente social para que las personas puedan aspirar a la felicidad y a la bondad. Esa sociedad, creía Carlos Marx, es el socialismo.

El socialismo es la “sociedad buena” que hace posible la satisfacción de las necesidades reales y espirituales del ser humano. El socialismo es la abolición de la enajenación y la recuperación del ser humano como una persona que tiene el derecho a ser feliz y bueno.

Marx fue un hombre auténtico. Vivió lo que enseñó. Puso en práctica su pensamiento de amor por la humanidad y de desprendimiento de egoísmo.

Él y su esposa vivieron un matrimonio ejemplar. Enamorados hasta la muerte. Siempre cerca, siempre se ayudaron, a pesar de las enfermedades y de las penurias económicas. Un matrimonio unido por “un amor y una felicidad mutua inconmovibles, algo que sólo puede darse en el caso de dos personas con una capacidad extraordinaria de amor y profundamente enamorados uno de otro”.

Su hija Eleanor escribió una carta donde cuenta el amor hasta el final que se tenían sus padres: Carlos Marx y Jenny Von Westphalen. Dice que estaban ambos muy enfermos. Carlos tuvo una breve mejoría y fue hasta el cuarto que ocupaba su esposa y, juntos, volvieron a ser jóvenes, "ambos en el umbral de la vida y no un hombre viejo, atacado por la enfermedad, y una mujer anciana, moribunda, despidiéndose para siempre uno del otro".

Con sus hijos Carlos Marx era igual de amoroso y con ellos sostenía una relación donde solían despertar lo mejor de sí mismos. Leía con ellos mucho. Los libros no se medían por capítulos, sino por millas, "cuéntamos otra milla", pedían sus hijos. Juntos leyeron a Homero, Don Quijote, Shakespeare, Las mil y una noches.

Su amistad con Federico Engels superó todas las pruebas. Fueron dos amigos unidos por la estima, la camaradería y la simpatía de ideales. Nunca hubo entre ellos fricciones o competencia. Ayuda mutua y profundo afecto fue lo que hubo entre ellos.

A decir de Erich Fromm, "Marx era un humanista completo". Independiente, desenajenado, productivo, entregado a la humanidad, "con un sentido intransigente de la verdad, Sin egoísmo, ni vanidad ni ambición de poder, siempre vivo y capaz de imprimir vida a cuanto tocara". Vivió fiel a su ideal de que el ser humano es mucho, tiene poco y es rico en la medida que necesita de sus semejantes y construye humanidad junto con ellos.

Al final de su vida escribió que no podía dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad, por eso se dedicó al estudio del sistema injusto que gobierna a la humanidad: el capitalismo.

Toda su vida mantuvo su ideal de que ser feliz era ayudar a disminuir el sufrimiento en los demás, y que había que preocuparse por el sufrimiento de la humanidad, luchando por una mejor sociedad, la sociedad sin opresión y sin egoísmo. Hoy recordamos a un humanista cabal, Carlos Marx, que nació el 5 de mayo de 1818.

 

Fuentes de información:

 

Erich Fromm, Marx y su concepto del hombre, Ed. FCE, México, 1998, 272 pp.

 

Enrique Dussel, “5 de mayo de 1818: nace Karl Marx”, en: La Jornada, 4 de mayo de 2008

http://www.jornada.unam.mx/2008/05/04/index.php?section=politica&article=015a1pol

Paulo Freire: la vida como escuela de la libertad

Paulo Freire: la vida como escuela de la libertad

 

"Nadie ignora todo, nadie sabe todo. Todos sabemos algo. Todos ignoramos algo. Por eso, siempre aprendemos”.

Paulo Freire creía en el ser humano. Por eso quiso ser educador. Frente a un modelo educativo que enseña obediencia, sumisión, repetición y memorización de ideas sin sentido, que prepara ciudadanos pasivos y sin criterio propio, Paulo Freire soñó que la educación podía ser un medio para ayudar a formar otro tipo de personas. La educación tiene que ser una obra de liberación y de esperanza.

Paulo Freire creyó en el sueño de que la educación es aprender a vivir, a comprender la realidad, a dejar el egoísmo para unirse con los demás en todo aquello que nos humaniza y luchando contra lo que deshumaniza.

Educar es crear, inventar, platicar, resolver problemas en reflexión y solidaridad. Educar es reinventar la vida, para que cada persona tenga la oportunidad de cultivar lo mejor de sí mismo y el mundo se vea enriquecido con el aporte insustituible que cada quien puede hacer.

Paulo Freire, educador que creyó en la libertad, en la autonomía creadora, en el diálogo como experiencia donde todos aprendemos de todos, en la democracia como vivencia de fraternidad y trabajo en comunidad.

Hoy traemos a la memoria a quien sigue vivo entre nosotros. Paulo Freire, maestro humilde, amoroso, sembrador de la esperanza, brasileño de nacimiento, universal por herencia. Hoy, 2 de mayo, cuando se cumplen 11 años que su corazón dejó de latir de tanto amar a la humanidad.

Paulo Freire, su ejemplo, sus enseñanzas y sus ideas siguen actuando y reflexionando la vida nueva que diariamente, terca, se opone a los signos de muerte, opresión y desesperanza que el egoísmo y la avaricia esparcen por el mundo entero, como queriendo apagar las luces de alegría y de liberación que son el sentido de la vida.

Hoy cumple 80 años un gran hombre: Pedro Casaldáliga

Hoy cumple 80 años un gran hombre: Pedro Casaldáliga

Don Pedro Casaldáliga, nació en España, el 16 de febrero de 1928.Vino a América buscando tierras de misión. Llegó a Brasil en 1968, a vivir el Evangelio con los más pobres, los indígenas. En 1971 fue nombrado obispo. Un hombre sencillo, que dice lo que piensa, que hace lo que dice, que defiende a los pobres como lo más valioso de la vida. Su ansia de vivir a plenitud también lo ha llevado a escribir poesía y libros de espiritualidad. El Evangelio es lo que ha dado sentido a su vida. Pedro Casaldáliga un hombre libre, honesto, valiente, humilde, comprometido con las causas valiosas. Gracias a personas como él, el mundo sigue siendo un lugar donde caben la belleza, la alegría, la sinceridad, la solidaridad, el amor. Pedro Casaldáliga un testimonio de que la vida tiene sentido sin buscar el dinero y todo que el dinero corrompe.

 

 

Don Pedro Casaldáliga: “Todo es relativo, menos Dios y el hambre”

/ Viernes 20 de abril de 2007

Brasil, (EVARED)- D. Pedro Casaldáliga, obispo emérito de São Félix, místico, poeta, uno de los líderes de la teología de la liberación y defensor los Derechos Humanos, en pocas palabras pero de profundo significado habla de su vida y de los desafíos de la Iglesia.

Su lema: Relativizar lo que es relativo y absolutizar lo que es absoluto.

Absoluto: que todo es relativo, menos Dios y el hambre.

Sus poetas: San Juan de la Cruz , Antonio Machado.

Poema: El propio autorretrato de Antonio Machado, La secuencia de Pascua y otro poema inmortal para mí, el Canto Espiritual de Joan Maragal.

Evangelio: “Dios es amor", y "de tal modo amó Dios al mundo que le envió su Hijo no para condenar al mundo sino para salvarlo".

Maestros espirituales: Jesús de Nazareth, Francisco de Assis, Teresa de Lisieux, Carlos de Foucault.

Mayor decepción: La impaciencia.

Mayor virtud: La esperanza.

Pecado del mundo de hoy: El Capitalismo neoliberal.

Pecado de la Iglesia: La falta de capacidad para unirse las iglesias, absolutizando lo que no es absoluto, y no respondiendo al testamento de Jesús, "que todo sean uno".

Momentos felices: Cada vez que veo que una comunidad, un líder que asume su misión, asume sus causas, cada vez que veo que hay comunidades, personas, capaces de solidaridad, arriesgando incluso la propia vida. El testimonio de nuestros mártires.

Tres deseos: Que se acabe el hambre en el mundo, que se acabe la fabricación de armas, la carrera armamentista, que se acabe la guerra sobre todo esa guerra por religión o respaldada por religiones.

Mayor error: No haber sido lo bastante comprensivo en muchas ocasiones.

Tres desafíos de la Iglesia: El ecumenismo y el macro ecumenismo. La pobreza estructural de sus instituciones. La profecía contra sistemas, estructuras que matan, que excluyen, que prohíben. Entonces seria, la unión de las propias iglesias, la profecía diaria, una profecía que denuncia, anuncia y consuela.

De ser Papa, sus tres decisiones primeras: La primera seria suprimir el estado Pontificio y que el Papa dejase de ser Jefe de Estado. La segunda, poner en suspenso, en entredicho la curia romana, y tercera convocar un encuentro llámenle Concilio, si quieren, verdaderamente ecuménico, para rehacer totalmente la curia romana, para redefinir el ministerio de Pedro y para proponerse con seriedad la inculturación de los diferentes pueblos y la relativización de lo que es relativo, que podía ser el propio celibato sacerdotal, legislaciones rígidas, en el derecho canónico, a veces en liturgia, en pastoral.

Virtud humana: La coherencia.

Virtud evangélica: La esperanza.

Lo que ha dado sentido a su vida: La buena nueva del Evangelio.

Fuente: ONG soriana "Tierra sin males"

http://www.radioevangelizacion.org/spip.php?article375

 

Voy a pasar la vida

Voy a pasar la vida

 

-Voy a pasar la vida
más o menos inútil,
más o menos poeta.
No habré tenido un hijo.
No habré sido magnate ni gerente de lucros,
ni albañil o mecánico.
Habré plantado unos contados árboles
y habré escrito unos libros,
muchas cartas,
hojas hijos al viento.

-Procura que la Gracia y la Ternura
llenen de vino nuevo ...
tu ánfora de barro.
Dios mide a su manera la eficacia.
Ama a todos los hijos de los hombres.
Di tus palabras como las semillas
que mueren pero brotan.
Haz de tu corazón célibe solo
un ambulante hogar desatrancado,
una lona de circo bullanguero.
Deja las digitales de tus pies peregrinos
como besos en llama solidaria
sobre la carne de la Madre Tierra.
Posa tus ojos, tibios ya de ocaso,
como lumbres de aceite, acurrucadas
en la vigilia universal del Tiempo.

 

Pedro Casaldáliga, Obispo de Brasil

Sean comunitarios

¿Recuerdan ustedes la más triste, la más cruel, la más expresiva palabra del egoísta que se haya dicho en el mundo entero a lo largo de toda la historia humana? Está en la Biblia, ya en una de sus primeras páginas: "¿que tengo que ver yo con mi hermano?". Y lo dijo Caín después de matar a su hermano.

Ustedes no sean caínes más o menos camuflados. Porque lo somos cada vez que decimos o pensamos: "a mí lo que me importa es marcharme, irme con mi familia, resolver mis problemas, asegurar mi futuro... y de los demás yo no voy a resolver los problemas... cada uno habrá de espabilarse... para eso tienen la cabeza, que bastante me costó a mí...".

El hombre nuevo ha de tener una actitud "mayoritaria", comunitaria, colectivista, abierta siempre hacia los demás, hacia los otros, hacia las mayorías. Deberíamos grabarnos a fuego esa actitud en el corazón. No piensen en sí mismos, sino en los demás. No se interesen por "su" futuro, el de cada uno; interésense por el futuro de nuestros pueblos, de las mayorías oprimidas, de América Latina, del mundo. Sean comunitarios, colectivos.

Pedro Casaldáliga, obispo de Brasil

Estudiar teología de la liberación

La teología de la liberación, las lecturas, el estudio, le hacen cambiar a uno. Muchas veces no nos atrevemos a dar pasos, o los damos con excesiva angustia. No tenemos la naturalidad, la libertad suficiente, porque quizá no tenemos las ideas claras. A veces hay mucho heroísmo, mucha generosidad, pero si las ideas no están claras uno se queda ahí...

Yo creo que es muy importante que estudiemos más, que profundicemos más, que leamos. Y no libros "buenos", sino los libros mejores. Cada persona dentro de su nivel, claro. Hay quien tiene más tiempo, hay quien tiene menos; hay quien tiene una capacidad y hay quien tiene otra. Hay mucho libro bueno por ahí. Debemos estudiar teología de la liberación. Eso ayuda mucho a tener mayor seguridad, mayor libertad de Espíritu.

 

Pedro Casaldáliga, obispo de Brasil

 

Cambiar el mundo

Cambiar el mundo


Ustedes saben muy bien que el Día puede nacer, que debe nacer, que el mundo debe cambiar. Ustedes los jóvenes centroamericanos deben sentirse en la responsabilidad de cambiar el mundo, de darle la vuelta al mundo. Yo les pediría a ustedes, muchachos y muchachas, la capacidad, las ganas, la voluntad de soñar, de cambiar... No se conformen con las cosas como están. Ni en sus familias, ni en nuestros pueblos, ni en la sociedad, ni en la Iglesia. ¡Vamos a cambiar!

 

Pedro Casaldáliga

Obispo de Brasil