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La caverna de Platón

Hoy expliqué en 3º B la alegoría de la caverna de Platón. De todos los estudiantes, sólo uno (Polo) había leído sobre el tema. Para Platón, la humanidad vive en una caverna donde todo es oscuridad. En el fondo de esa cueva viven las personas, en tinieblas, privadas de la luz y del contacto real con las cosas que permanecen en la superficie. Sólo conocen del mundo, las sombras que les llegan hasta al fondo, gracias al sol que pasa encima de los objetos y su sombra se proyecta hasta donde están aquellos seres en penumbra.

Sin embargo, de entre ellos hay unos pocos que se atreven a dejar aquella monotonía y fealdad y se animan a subir, a dejar la cueva para llegar al mundo real de las cosas. Se cansan de ver sombras y se deciden a entrar en contacto cercano con el mundo tal y como es. Esas personas son aquellas que hacen filosofía, las que aprenden a no confiar en los sentidos, para aventurarse a la libertad de usar la razón. A su regreso a la caverna cuentan las maravillas que encuentran en la superficie. Pero la gente no les cree.

Ahí tenemos la tarea de los aprendices de filósofo: salir de la caverna de la ignorancia, la desidida, el conformiso y el egoísmo. Ahí tenemos la misión de la filosofía: provocar el encuentro verdadero con la realidad y con el prójimo, siendo lo más razonables y libres que sea posible.

Los muchachos me escuchan. Pero no me dicen lo que piensan. Algunos están atareados porque más tarde tendrán examen. Otros permanecen atentos, en silencio. Ojalá la semilla de Platòn caiga en terreno fèrtil.

 

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